Uno a uno.
Una extraña mezcla entre “ocupen su localidad” y “hoy puede ser un gran día” fue la bienvenida a un show que se adivinaba entrañable. Necesitamos un par de canciones para acostumbrar los oídos a las ingratas reverberaciones del Palau Sant Jordi y nos preparamos para disfrutar sin descanso de muchas de las mejores canciones que se han escrito en la lengua de Cervantes y la de Aznar en la intimidad.
El de Poble Sec se quedó solo para cantar “cançó de matinada” y “entre esos tipos y yo” para después bromear juntos sobre la certeza de que esa noche su amigo jugaba en campo contrario, una riña amigable sobre a quién quieren más las musas y cayó “no hago otra cosa que pensar en ti” con letra nueva para la ocasión en un tira y afloja de lo más pimpinela y divertido. Sabina tradujo y cantó en catalán “amores que matan”.
Presentaron a la mitad de la banda mientras cantaban por Peret “que no estaba muerto que estaba de parranda …” García de Diego y Pancho Varona por el lado del visitante y Ricard Miralles por el local y clásicos de los dos pájaros se sucedían al estilo de los Ramones, demasiadas canciones para cantar y cada vez menos noche por delante.
“Pacto entre caballeros” levantó los ánimos, “aquellas pequeñas cosas” nos emocionó, “Mediterraneo”, “mi primo el nano” canción que en su día dedicara el de Úbeda a Serrat, “¿Quién me ha robado el mes de abril?” para desembocar en un final de “fiesta” con recuerdo a Machado y Miguel Hernández.
Éran mas de las doce cuando nos dieron las diez y vestidos de piratas cojos presentaron al resto de la banda y pretendieron mandarnos a dormir con un empate que afortunadamente sabia a victoria y el consabido cambio de camisetas, Serrat la del Atletic y Sabina la del Barça.
Con guitarra en mano y sin la banda nos regalaron “calle melancolía”, estos dos chavales parecía que recién se habían mudado al barrio de la alegría.
Etiquetas: opinión
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