Abierto hasta el amanecer.

Hace unos días mi compadre Manel con el que compartí acordes y tablas en “Malasombra” celebró su cuarenta vuelta al sol, díganme si no es para marearse.

Su compañera citó a los viejos amigos en el Bar del Sant Josep, el de toda la vida, yo que hace siglos que no salgo por las noches de Badalona (desde el siglo XX por lo menos) me acerque el viernes pasado al homenaje.

Allí me encontré con Martín como siempre cámara en ristre, si había una foto seguro que la encontró. Mientras esperábamos al “ojomeneao” pude comprobar que he perdido menos habilidades con el futbolín que con la guitarra.

A eso de las 23 horas algo extraño sucedió en ese bar y no era el retraso de Manel que es algo habitual. En ese bar de mamás y papás que esperan mientras entrenan sus niños al basquet, de jubilados echando unas porras al dominó, de estudiantes echándose unos porros, en ese mismo bar salieron de todos los rincones vampiros con callos en los dedos que a doce compases por vuelta y a fuerza de pentatónicas nos convirtieron a su vez y a base de mordiscos en las orejas en vampiros del blues. Cada viernes jam session en el bar del Sant Josep de Badalona, menuda sorpresa.

Manel de regalo subió al escenario con su banda “La Kozmic Band” ( el chema, el “bacalao” y la Yolanda ) e hicieron tres versiones de Janis Joplin impecables, si hubiera más bandas en el mundo especializadas en el repertorio de la Joplin diría que ellos son los mejores y no es pasión de amigo lo vi con mis propias orejas.

Poco antes de marchar tuve un pensamiento inspirado por mi amigo Joan, imaginé que en un club de New York al mismo tiempo que nosotros estábamos en Badalona borrachos de blues, unos negros se tomaban unos finos improvisando unas bulerías soñando que son gitanos.