Gracias Photoshop que estás en los cielos.

Últimamente no duermo demasiado, tampoco lo necesito siempre me consideré un animal crepuscular, soy de los que se levantan “al amanecer de Dios” que dice mi madre.
Esto tiene algún que otro inconveniente como por ejemplo las ojeras. Siempre acabo con un par de ellas bajo los ojos.
La otra tarde quedé con Martín para una sesión de fotos con la intención de ilustrar la nueva versión de la página web de los “manufa”. En el momento no nos dimos cuenta pero dichas fotos que eran en picado y con flash realzaron como nunca mis inseparables ojeras.
El contexto era el adecuado, “Escalera al infierno” tituló Martín a esa foto cuando era sin mi pero finalmente decidimos maquillarme a posteriori.
Benditos los pixels mutantes. A golpe de Photoshop borró Martín esas ojeras y me puso las de doce horas de sueño continuado.
Que no se habrá hecho con ese programa a veces del cielo a veces del infierno.

Por cierto, ¿Ahora dónde están mis ojeras?.