En principio no tenia previsto ninguna experiencia musical este mes de agosto pero al enterarme de la propuesta del
FIMC 37.1 decidí acercarme a la superpoblada Cadaqués a ver a Carles Benavent Quartet. Hace más de 15 años que le vi por primera vez acompañando a Paco de Lucia en su insuperable sexteto y desde entonces lo he visto varias veces con distintas propuestas y formaciones a cual mejor.
En cuanto a esta nueva aventura del bajista catalán solo tenia las buenas referencias que Joan me dio del concierto que hace un par de meses el pudo disfrutar. Para sacarme la espina hice unos kilómetros.
Lo de atrapalo.com esta muy bien, compré las entradas a mitad de precio y me colocaron en uno de los mejores sitios, unas veces se pierde y esta me toco ganar.
El evento se celebraba en un marco incomparable, un precioso huerto de olivos al lado de una playa tan virgen como Jenna Jameson en las afueras cada vez mas “adentros” de Cadaqués.
Diez minutos más tarde de lo previsto aparecieron en escena, primero como trio. Carles al bajo, Jordi Bonell a la guitarra y Roger Blavia a la batería y percusiones endiabladas con un tema genial del genial Jaco Pastorius uno de los ídolos de Benavent como el mismo reconoció, continuaron con un tema de Bonell que a mi me pareció de lo mejor de la noche. Para completar el quartet salio Ravid Goldschmidt que se encargaría de tocar el
hang un instrumento que ni es tan antiguo ni tan del Nepal como parece a primer oído. Su sonido se parece al
steel drum que ya incluyo Carles en su álbum Fenix si no recuerdo mal, pero bastante mas limitado que este por lo que he leído y oído. Y sin que me sobrara no me sorprendió ni me pareció indispensable para que tocaran todos los palos del “flamenco marciano” que practicaron esa noche.
Durante unos tanguillos de Cádiz Marina se durmió y puedo asegurar que la parte de concierto que vio estuvo más atenta y receptiva que muchas de las personas que esa noche entraron con invitación y es que con solo cuatro años se estaba dando perfecta cuenta de que allí se estaba cociendo algo “de chupa pan y moja”, pero las dos horas de parque le pasaron factura.
El cuarteto estuvo muy compenetrado y acorde con el nivel pero yo destacaría la labor de
Roger Blavia que es el que más me sorprendió, ya que solamente lo conocía como músico acompañante de Serrat entre otros, donde el valor se le supone, esa noche pude ver que también lo tiene y de sobras.
Eran casi las doce de la noche cuando con el cielo completamente tapado cayó una soleá, después un blues con tiempo de buleria o viceversa titulado “olé blues” en homenaje a
“all blues” de Davis y con el último tema “tomili maguro”, cayeron cuatro gotas que estaban cantadas hacia rato,los que no tenían paraguas aprovecharon para marcharse, los que tampoco lo teníamos pedimos el único bis que nos ofrecieron aún a riesgo de mojarnos más.
Nos marchamos con la agradable sensación de haber asistido al lanzamiento de la primera nave tripulada a Marte.
Carles Benavent, Jorge Pardo y Tino Di Geraldo por bulerias.